La yema es aproximadamente un tercio del huevo, y si bien es la que más nutrientes tiene (vitamina A, hierro, tiamina...) es también la que aporta más grasa animal a nuestro organismo.
Por lo tanto, no es recomendable el consumo elevado de esta parte del huevo.
Los otros dos tercios del huevo están formados por la clara. Su composición es de un 90% de agua y el resto proteína, vitaminas, glucosa y algunos minerales.
La importancia de su consumo radica en el alto valor biológico de este tipo de proteína y su rápida y fácil asimilación por parte de nuestros músculos.
Nunca tomes las claras de huevo crudas, ya que la proteína que contiene es muy resistente a las enzimas digestivas, si a ello sumamos la fusión con la biotina, potenciará la dificultad de asimilación por parte de nuestro cuerpo.
Si te preguntas cuando es mejor su consumo, siempre en el desayuno o después del entrenamiento. Es cuando tus músculos necesitan una inyección directa y rápida de proteínas para regenerar los tejidos rotos durante la sesión de entrenamiento.
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